Óbito, Exequia, RESISTENCIA NEGRA
pensaba dejarlo (dejarte) correr, pero nobleza obliga.... y a los tres citados (entre otros) les debo la vida, mi vida, la que tengo....NEEMO escribió: Te entiendo,...... tú prefieres "una mariposa al Rockefeller Center". Clásico de esa izquierda del PC, devenida en Socialdemocracia blandengue y tibia que coquetea con el "mercado". Otro gigante PELOTUDO del Río de La PLATA, es ese infeliz mediático de Galeano, que habla de las venas abiertas de América Latina, desde los spots publicitarios, de los Megamedios Transnacionales, haciéndome creer, que él es un eterno perseguido de la ignominia "Capitalista". En resumen, escritores adinerados, reconocidos por el "Stablishment" y que venden muy bien en Londres, Madris y NY. Ya me pasaron los años, como para hacerme cargo de lo que digo y para derribar los ídolos que hagan falta derribar. Benedetti (recientemente muerto) y Galeano, dos intelectuales FASHIONS para gilipollas FASHIONS. LEÓN TROTSKY
no voy a entrar en coqueteos y mediatismos....
de benedetti, ese que escribió:
o"Lo peor del eco
es que dice las mismas
barbaridades"
o"Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites."
o"quién lo diría
los débiles de veras
nunca se rinden"
"Acá hay tres clases de gente: las que se matan trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse."
o
o"Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas."
"Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo."
(perdona las prisas)
te recomnedaría (si no lo has leído) El rincón de haikus, la 1ª y 3ª cita salen de él, podrás tirar muchos libros a la basura......
de Galeano, sus venas abiertas han abierto muchos ojos, y los seguirán abriendo, y su memoria del fuego, del que te entresaco:
"Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen."
o esto otro:
o esto tan aplicable a los zapateros«La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzaré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar.»
o cuando recoge una pintada en la uruguaya Melo:«El poder es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha»
de su Libro de los abrazos, que te leerías si no fueras tan "argentino" a veces...."Ayude a la policía: tortúrese"
de Trotsky otro día, ahora me voy a soñar....
(te retiro uno de los dos besos mejillones)
"quod gratis asseritur, gratis negatur"
"y a los tres citados (entre otros) les debo la vida, mi vida, la que tengo...."
Mascullo horrores y soledad, no me acompañan aquellos al que les deba mi vida, es muy probable o casi imposible, que recuerde alguno.
De los citados debo agregar a Neruda, nunca me han simpatizado los funcionarios. No hablo de sus obras, sino de los "personajes" públicos que representaron y que me terminaron empalagando. Hablo del "poster" y el afiche, hablo de la propaganda encendida, del éxito editorial, proclamado sobre la sangre y despojos de militantes anónimos, que jamás tuvieron noticias de tan preocupados caballeros.
El Borges mediático y televisivo, también me es dificil de digerir, que le vamos a hacer, no tengo cura en este punto.
Ahhhh!!!!! me olvidaba, beso que se da no se quita.
"ten cuidado que eres propenso a ciclismos autoreferenciales"
Es verdad, y te otorgo la ventaja de saber quién soy.
Mascullo horrores y soledad, no me acompañan aquellos al que les deba mi vida, es muy probable o casi imposible, que recuerde alguno.
De los citados debo agregar a Neruda, nunca me han simpatizado los funcionarios. No hablo de sus obras, sino de los "personajes" públicos que representaron y que me terminaron empalagando. Hablo del "poster" y el afiche, hablo de la propaganda encendida, del éxito editorial, proclamado sobre la sangre y despojos de militantes anónimos, que jamás tuvieron noticias de tan preocupados caballeros.
El Borges mediático y televisivo, también me es dificil de digerir, que le vamos a hacer, no tengo cura en este punto.
Ahhhh!!!!! me olvidaba, beso que se da no se quita.

"ten cuidado que eres propenso a ciclismos autoreferenciales"
Es verdad, y te otorgo la ventaja de saber quién soy.
Trato hecho, pero que conste esto es casa humilde.NEEMO escribió:
Gracias Miguel,......¿por qué no te sirves unos vinos y preparas algo de comer?......yo lavo los platos.
Un Jumilla, y unos gurumelos a la plancha, claro solo los sombreretes, con los tallos un revuelto.

y que no se diga de postre un poco de cochino, un dia es un dia.


Última edición por vivaldi el Jue 01 Oct 2009 , 2:27, editado 2 veces en total.
Un “éxito” llamado Benedetti
Alejandro Michelena
En 1966 el crítico Emir Rodríguez Monegal -por entonces uno de los más prestigiosos del continente- recogió en su libro, Literatura uruguaya del medio siglo, una confesión que le hiciera poco antes de publicarlo el propio Mario Benedetti. Le dijo que en un corto tiempo más podría vivir de sus derechos de autor; algo inusual en Montevideo, en aquellos años y también hoy. De ahí en adelante, su condición de "autor muy leído" se iba a mantener constante, proyectándose en los primeros setenta a la Argentina, y diez años después a España y a toda Latinoamérica.
Hay unanimidad crítica a la hora de considerar que Mario Benedetti es el escritor uruguayo más popular. Que sus lectores ya no tienen en forma exclusiva el perfil de una clase media inquieta e ilustrada, la que leía con avidez sus primeros cuentos y novelas. Que sus libros, desde hace tiempo, alimentan el imaginario de todo el espectro social.
Pero el consenso se evapora a la hora de analizar los por qués de un suceso literario que se ha proyectado sin treguas a través de varias décadas. Y más todavía si de profundizar en su valoración estrictamente literaria se trata.
El problema en torno a este versátil escritor -que ha transitado con eficacia por la poesía, el cuento, la novela, el ensayo, la crítica y el teatro- se agudiza por las opiniones que sus libros han venido suscitando entre críticos y analistas literarios, y mucho más todavía entre sus pares.
Perfil de sus lectores
La primera constatación a realizar: no es simple lo ocurrido en torno Benedetti, y por ello merece -si realmente queremos profundizar en su comprensión- el intento de abarcarlo con una mirada que contemple todas sus aristas.
Sus numerosísimos lectores actuales, por ejemplo, manifiestan por este autor un fervor y entusiasmo parecidos, de igual característica, que aquellos que eligen libros del brasileño Paulo Coelho (comparten incluso, según evaluaciones libreras y editoriales, un fragmento considerable de fieles).
A partir de esta constatación, podemos ubicar al escritor en esa categoría de "best-sellers" que multiplican geométricamente su difusión a contrapelo de cualquier crítica. Su caso es similar al más reciente de la chilena Isabel Allende, en el que entran en juego ingredientes vinculados al "género" (en América Latina, el porcentaje de lectoras va superando con amplitud al de lectores, al menos en lo que tiene que ver con la ficción).
Relación no complaciente con la critica
Algunos entusiastas lectores de la saga benedettiana están convencidos que hubo un tiempo de romance entre la crítica y el escritor. Lo que dista mucho de ser cierto. Ni su propia generación en el Uruguay -nada piadosa a la hora de las valoraciones- lo trató del todo bien.
Por ejemplo, para Emir Rodríguez Monegal los personajes del autor de Gracias por el fuego son siempre el mismo: "un montevideano de clase media, mediocre y lúcidamente consciente de su mediocridad, desvitalizado, con miedo a vivir, resentido hasta contra sí mismo, quejoso del país y de los otros, egoísta por la incapacidad de comunicarse, de entregarse entero a una pasión, candidato al suicidio si no suicida vocacional... ...El personaje cambia de edad y de nombre, de condición social y de esperanzas superficiales, pero en su entraña es el mismo" 1.
Para Fernando Aínsa -prestigioso crítico hoy radicado en Europa, integrante de la promoción de los años sesenta-: "La Tregua, considerada la mejor novela de Benedetti, baja sin embargo la guardia estilística y asume una forma lineal y tradicional de diario íntimo" 2. Y Enrique Fierro, poeta radicado en México y agudísimo analista de la poesía uruguaya, considera a Poemas de la oficina -verdadero buque insignia en el género del autor- como: "Un libro, en fin, que vale más por sus intenciones renovadoras que por sus logros concretos" 3. Agregando luego, con relación al volumen lírico siguiente, Poemas del hoy por hoy, este juicio nada complaciente: "En él se repite, con un lenguaje afín... el intento de inserción en el tan llevado y traído 'aquí y ahora' " 3.
Vale aclarar que Fierro rescata, sin embargo, el poema A la izquierda del roble, considerándolo "rico" y "dramático".
En la ficha dedicada a Benedetti en el Diccionario de literatura uruguaya 4, si bien no se lo trata mal, la autora de la misma, la escritora y estudiosa Mercedes Rein, afirma que: "Como los personajes que pinta, la escritura de Benedetti es opaca, grisácea, despojada de efectos intensos... ...'La tregua' paga tributo a un realismo un tanto sentimental. Sus personajes -salvo viñetas aisladas- son desdibujados".
En los primeros años setenta, en un contexto de radical polaridad política en el Uruguay, la tendencia de los críticos más activos -en su mayoría pertenecientes a la generación del 60, caracterizada en general por un marcado epigonismo en relación con los escritores del 45-, fue la de perdonarle al autor de Quién de nosotros sus carencias y desprolijidades en lo estrictamente literario, a causa de las posturas éticas e ideológicas manifestadas en sus textos.
Ya avanzados los ochenta, habiendo ocurrido -dictadura mediante- una renovación y consecuente rejuvenecimiento en los planteles críticos, Benedetti comenzó a ser cada vez más ignorado, soslayado, y de vez en cuando hasta cuestionado. Paradojalmente, esto se daba en tiempos en que el rotundo éxito de ventas de sus libros se proyectaba a España, a México y a todo el continente.
Las dos grandes etapas en su obra
Podemos esbozar, a grandes rasgos, dos períodos bien definidos en la producción benedettiana. A cierta altura el escritor sufre un cambio, que se puede interpretar como un parte aguas en el curso de su obra. Lo que tal vez explique más los malentendidos que se han venido generando en torno a su presencia literaria.
La etapa más valorizada es la de fines de los años cuarenta, toda la década de los cincuenta y hasta comienzos de los sesenta, donde se ubican los cuentos de Montevideanos -considerados de modo unánime lo mejor de su narrativa-, y volúmenes líricos como Poemas de la oficina y Contra los puentes levadizos , así como sus novelas La Tregua y Gracias por el fuego. Los analistas más rigurosos espigan, en estos libros y en esa etapa, lo mejor y lo más genuino del autor.
En los setenta se opera un cambio, al compás de la mayor politización de su escritura. Por ejemplo, los cuentos producidos en el exilio -en general con temática comprometida, de cara a la situación de opresión que se vivía en el Cono Sur-, más allá de la encomiable intención de aportar a la denuncia de lo que estaba pasando en el Río de la Plata, son narraciones que no se sostienen. Que fallan en la estructura, con personajes demasiado esquemáticos.
A partir de los ochenta, lo que se resintió más fue su producción poética. Su verso se tornó facilista, reiterativo y complaciente. A medida que los poemas de Benedetti se multiplicaban en posters y tarjetas navideñas, fueron perdiendo en calidad literaria.
Lo que sí conservó la producción benedettiana fue el arte de enganchar al lector, de encantarlo con la pericia indudable de un oficio experiente. Con la salvedad que su público había cambiado casi sustancialmente.
Un critico con puntas validas
Pero la complejidad del fenómeno persiste. Si reparamos en su escritura crítica -constante a través de los años- su tarea ha sido y sigue siendo valorada, por encima de sus textos de ficción y poéticos. Sin considerarlo un crítico excepcional, se valora su esfuerzo de trabajo. Benedetti se ha preocupado por analizar autores que le han interesado desde 'su lugar' de escritor, por lo que no es un crítico en toda la extensión de la palabra; pero lo ha hecho en general con lucidez, metodología y rigor.
Su ensayística más general, por el contrario, ha oscilado desde los textos politizados de los setenta hasta sus últimos libros en la materia, marcados por un vago filosofar en relación a la globalización y a los cambios mundiales.
Relación algo conflictiva con sus pares
La promoción de escritores surgida en los años sesenta incluye epígonos de la obra benedettiana. Pero hasta aquellos que tomaron caminos más audaces y experimentales en lo estilístico, en sus opiniones valoraron bien al autor de Inventario.
Los narradores, poetas y críticos que vinieron después, tendieron a ignorar, a dejar entre paréntesis a la figura más notoria de las letras uruguayas. Pero algunos jóvenes de los ochenta -en el contexto de movidas culturales de cuño postmoderno- esbozaron un intento de abuelicidio con relación a don Mario 5. Pero esa estrategia, al no tener ni continuidad ni profundidad, no cumplió con el destino que le hubiera dado sentido: ser el comienzo, el puntapié inicial en la revisión crítica de la obra benedettiana.
Al presente, muchos de sus colegas -en encuentros literarios y tertulias de café- cuestionan a veces con lucidez a Mario Benedetti. Pero son contados los que se animan a sostener luego, públicamente, sus dichos en el papel o ante un micrófono. El por qué de esto no está muy claro, pero algo puede tener que ver con el prestigio (editorial, mediático y social) del escritor en el Uruguay, y con su gran incidencia fuera del país. Pero además -¿por qué no?- con la condición bonachona del Benedetti persona, con su aspecto de viejito querible al que da un poco de lástima fustigar.
Alejandro Michelena
En 1966 el crítico Emir Rodríguez Monegal -por entonces uno de los más prestigiosos del continente- recogió en su libro, Literatura uruguaya del medio siglo, una confesión que le hiciera poco antes de publicarlo el propio Mario Benedetti. Le dijo que en un corto tiempo más podría vivir de sus derechos de autor; algo inusual en Montevideo, en aquellos años y también hoy. De ahí en adelante, su condición de "autor muy leído" se iba a mantener constante, proyectándose en los primeros setenta a la Argentina, y diez años después a España y a toda Latinoamérica.
Hay unanimidad crítica a la hora de considerar que Mario Benedetti es el escritor uruguayo más popular. Que sus lectores ya no tienen en forma exclusiva el perfil de una clase media inquieta e ilustrada, la que leía con avidez sus primeros cuentos y novelas. Que sus libros, desde hace tiempo, alimentan el imaginario de todo el espectro social.
Pero el consenso se evapora a la hora de analizar los por qués de un suceso literario que se ha proyectado sin treguas a través de varias décadas. Y más todavía si de profundizar en su valoración estrictamente literaria se trata.
El problema en torno a este versátil escritor -que ha transitado con eficacia por la poesía, el cuento, la novela, el ensayo, la crítica y el teatro- se agudiza por las opiniones que sus libros han venido suscitando entre críticos y analistas literarios, y mucho más todavía entre sus pares.
Perfil de sus lectores
La primera constatación a realizar: no es simple lo ocurrido en torno Benedetti, y por ello merece -si realmente queremos profundizar en su comprensión- el intento de abarcarlo con una mirada que contemple todas sus aristas.
Sus numerosísimos lectores actuales, por ejemplo, manifiestan por este autor un fervor y entusiasmo parecidos, de igual característica, que aquellos que eligen libros del brasileño Paulo Coelho (comparten incluso, según evaluaciones libreras y editoriales, un fragmento considerable de fieles).
A partir de esta constatación, podemos ubicar al escritor en esa categoría de "best-sellers" que multiplican geométricamente su difusión a contrapelo de cualquier crítica. Su caso es similar al más reciente de la chilena Isabel Allende, en el que entran en juego ingredientes vinculados al "género" (en América Latina, el porcentaje de lectoras va superando con amplitud al de lectores, al menos en lo que tiene que ver con la ficción).
Relación no complaciente con la critica
Algunos entusiastas lectores de la saga benedettiana están convencidos que hubo un tiempo de romance entre la crítica y el escritor. Lo que dista mucho de ser cierto. Ni su propia generación en el Uruguay -nada piadosa a la hora de las valoraciones- lo trató del todo bien.
Por ejemplo, para Emir Rodríguez Monegal los personajes del autor de Gracias por el fuego son siempre el mismo: "un montevideano de clase media, mediocre y lúcidamente consciente de su mediocridad, desvitalizado, con miedo a vivir, resentido hasta contra sí mismo, quejoso del país y de los otros, egoísta por la incapacidad de comunicarse, de entregarse entero a una pasión, candidato al suicidio si no suicida vocacional... ...El personaje cambia de edad y de nombre, de condición social y de esperanzas superficiales, pero en su entraña es el mismo" 1.
Para Fernando Aínsa -prestigioso crítico hoy radicado en Europa, integrante de la promoción de los años sesenta-: "La Tregua, considerada la mejor novela de Benedetti, baja sin embargo la guardia estilística y asume una forma lineal y tradicional de diario íntimo" 2. Y Enrique Fierro, poeta radicado en México y agudísimo analista de la poesía uruguaya, considera a Poemas de la oficina -verdadero buque insignia en el género del autor- como: "Un libro, en fin, que vale más por sus intenciones renovadoras que por sus logros concretos" 3. Agregando luego, con relación al volumen lírico siguiente, Poemas del hoy por hoy, este juicio nada complaciente: "En él se repite, con un lenguaje afín... el intento de inserción en el tan llevado y traído 'aquí y ahora' " 3.
Vale aclarar que Fierro rescata, sin embargo, el poema A la izquierda del roble, considerándolo "rico" y "dramático".
En la ficha dedicada a Benedetti en el Diccionario de literatura uruguaya 4, si bien no se lo trata mal, la autora de la misma, la escritora y estudiosa Mercedes Rein, afirma que: "Como los personajes que pinta, la escritura de Benedetti es opaca, grisácea, despojada de efectos intensos... ...'La tregua' paga tributo a un realismo un tanto sentimental. Sus personajes -salvo viñetas aisladas- son desdibujados".
En los primeros años setenta, en un contexto de radical polaridad política en el Uruguay, la tendencia de los críticos más activos -en su mayoría pertenecientes a la generación del 60, caracterizada en general por un marcado epigonismo en relación con los escritores del 45-, fue la de perdonarle al autor de Quién de nosotros sus carencias y desprolijidades en lo estrictamente literario, a causa de las posturas éticas e ideológicas manifestadas en sus textos.
Ya avanzados los ochenta, habiendo ocurrido -dictadura mediante- una renovación y consecuente rejuvenecimiento en los planteles críticos, Benedetti comenzó a ser cada vez más ignorado, soslayado, y de vez en cuando hasta cuestionado. Paradojalmente, esto se daba en tiempos en que el rotundo éxito de ventas de sus libros se proyectaba a España, a México y a todo el continente.
Las dos grandes etapas en su obra
Podemos esbozar, a grandes rasgos, dos períodos bien definidos en la producción benedettiana. A cierta altura el escritor sufre un cambio, que se puede interpretar como un parte aguas en el curso de su obra. Lo que tal vez explique más los malentendidos que se han venido generando en torno a su presencia literaria.
La etapa más valorizada es la de fines de los años cuarenta, toda la década de los cincuenta y hasta comienzos de los sesenta, donde se ubican los cuentos de Montevideanos -considerados de modo unánime lo mejor de su narrativa-, y volúmenes líricos como Poemas de la oficina y Contra los puentes levadizos , así como sus novelas La Tregua y Gracias por el fuego. Los analistas más rigurosos espigan, en estos libros y en esa etapa, lo mejor y lo más genuino del autor.
En los setenta se opera un cambio, al compás de la mayor politización de su escritura. Por ejemplo, los cuentos producidos en el exilio -en general con temática comprometida, de cara a la situación de opresión que se vivía en el Cono Sur-, más allá de la encomiable intención de aportar a la denuncia de lo que estaba pasando en el Río de la Plata, son narraciones que no se sostienen. Que fallan en la estructura, con personajes demasiado esquemáticos.
A partir de los ochenta, lo que se resintió más fue su producción poética. Su verso se tornó facilista, reiterativo y complaciente. A medida que los poemas de Benedetti se multiplicaban en posters y tarjetas navideñas, fueron perdiendo en calidad literaria.
Lo que sí conservó la producción benedettiana fue el arte de enganchar al lector, de encantarlo con la pericia indudable de un oficio experiente. Con la salvedad que su público había cambiado casi sustancialmente.
Un critico con puntas validas
Pero la complejidad del fenómeno persiste. Si reparamos en su escritura crítica -constante a través de los años- su tarea ha sido y sigue siendo valorada, por encima de sus textos de ficción y poéticos. Sin considerarlo un crítico excepcional, se valora su esfuerzo de trabajo. Benedetti se ha preocupado por analizar autores que le han interesado desde 'su lugar' de escritor, por lo que no es un crítico en toda la extensión de la palabra; pero lo ha hecho en general con lucidez, metodología y rigor.
Su ensayística más general, por el contrario, ha oscilado desde los textos politizados de los setenta hasta sus últimos libros en la materia, marcados por un vago filosofar en relación a la globalización y a los cambios mundiales.
Relación algo conflictiva con sus pares
La promoción de escritores surgida en los años sesenta incluye epígonos de la obra benedettiana. Pero hasta aquellos que tomaron caminos más audaces y experimentales en lo estilístico, en sus opiniones valoraron bien al autor de Inventario.
Los narradores, poetas y críticos que vinieron después, tendieron a ignorar, a dejar entre paréntesis a la figura más notoria de las letras uruguayas. Pero algunos jóvenes de los ochenta -en el contexto de movidas culturales de cuño postmoderno- esbozaron un intento de abuelicidio con relación a don Mario 5. Pero esa estrategia, al no tener ni continuidad ni profundidad, no cumplió con el destino que le hubiera dado sentido: ser el comienzo, el puntapié inicial en la revisión crítica de la obra benedettiana.
Al presente, muchos de sus colegas -en encuentros literarios y tertulias de café- cuestionan a veces con lucidez a Mario Benedetti. Pero son contados los que se animan a sostener luego, públicamente, sus dichos en el papel o ante un micrófono. El por qué de esto no está muy claro, pero algo puede tener que ver con el prestigio (editorial, mediático y social) del escritor en el Uruguay, y con su gran incidencia fuera del país. Pero además -¿por qué no?- con la condición bonachona del Benedetti persona, con su aspecto de viejito querible al que da un poco de lástima fustigar.
me has convencido.....
he tirado a la basura (semejante mierda no se puede regalar) todo lo que tenía de Benedetti (total todos sus libros eran el mismo) de Neruda (por maricón, lo que me ha obligado a tirar también lo de O.Paz), todo lo de Borges (por misógino y ciego), lo de Galeano (por rojo) y ya que estaba he seguido con G.G.Márquez (por ir de sobrao), Cortazar (por pesao y pajillero), Alberti (un payaso), Rulfo (por escribir sólo un libro
), Onetti (por llamarse parecido a Benedetti, Sábato (por crsitiano), R.Arlt (por que no sabe poner comas), M.Wacquez (por que tiene nombre de chiste), con R.Dalton (por borracho), y Roa Bastos (por teatrero), Vargas Llosa por facha, Cabrera Infante otro facha, N.Guillén (por negro, por supuesto) y G.Mistral por mujer), y a R. Walsh porque ni él sabe dónde está...
los que más me ha costado tirar han sido los de Juan Gelman, pero que se joda, por no hacerse futbolista, así seguiría teniendo hijos (y madre)....
y los de Saramago, por todo lo anterior y por todo lo demás, pero sobre todo por ser portugués
de manera que ahora dispongo de casi 4 metros de estantería libre (eso, en mi reductito, es un imperio), por lo que imperiosamente acudo a su buen criterio para que me recomiende alguna lecturilla frugal, para pasar mis tardes.....
si lo cree conveniente sigo lanzando de Cernuda para abajo, no me costaría trabajo encontrar una buena cantidad de maricones y rojos....serían casi otros tres metros.....
mientras espero su respuesta me aburro desconsoladamente, o como diría Gelman:
(y por cierto, una mierrrda para Michelena, por feo)
http://1.bp.blogspot.com/_WcXNbwonUYs/R ... ultima.jpg
he tirado a la basura (semejante mierda no se puede regalar) todo lo que tenía de Benedetti (total todos sus libros eran el mismo) de Neruda (por maricón, lo que me ha obligado a tirar también lo de O.Paz), todo lo de Borges (por misógino y ciego), lo de Galeano (por rojo) y ya que estaba he seguido con G.G.Márquez (por ir de sobrao), Cortazar (por pesao y pajillero), Alberti (un payaso), Rulfo (por escribir sólo un libro

los que más me ha costado tirar han sido los de Juan Gelman, pero que se joda, por no hacerse futbolista, así seguiría teniendo hijos (y madre)....
y los de Saramago, por todo lo anterior y por todo lo demás, pero sobre todo por ser portugués
de manera que ahora dispongo de casi 4 metros de estantería libre (eso, en mi reductito, es un imperio), por lo que imperiosamente acudo a su buen criterio para que me recomiende alguna lecturilla frugal, para pasar mis tardes.....
si lo cree conveniente sigo lanzando de Cernuda para abajo, no me costaría trabajo encontrar una buena cantidad de maricones y rojos....serían casi otros tres metros.....
mientras espero su respuesta me aburro desconsoladamente, o como diría Gelman:
(si hay respuesta urgente reubico el mejillón)Des
con sol,
hada,
mente.
(y por cierto, una mierrrda para Michelena, por feo)
http://1.bp.blogspot.com/_WcXNbwonUYs/R ... ultima.jpg
"quod gratis asseritur, gratis negatur"
Amigo Pepo, es que si algo sirve comunicarse aquí con alguien, ese alguien eres tú ( es que a todos le digo lo mismo)
Ve pronto, raudo como un verso robado, y recoge todas esas maravillas si aún no ha pasado el basurero.
No seas tan influenciable, ¿dònde estan esos principios de hierro?
Agrégale al estante algo de Isidoro Blanstein, Juan Filloy y el ensayista Juan José Sebreli.
Un abrazo.
PD: ese Michelena se parece a alguien que conozco en la península
Ve pronto, raudo como un verso robado, y recoge todas esas maravillas si aún no ha pasado el basurero.
No seas tan influenciable, ¿dònde estan esos principios de hierro?
Agrégale al estante algo de Isidoro Blanstein, Juan Filloy y el ensayista Juan José Sebreli.
Un abrazo.

PD: ese Michelena se parece a alguien que conozco en la península

Última edición por NEEMO el Mié 07 Oct 2009 , 17:40, editado 1 vez en total.
NEEMO escribió: Agrégale al estante algo de Isidoro Blanstein,
el Isidoro Blanstein (estuviste rápido

oido cocinaNEEMO escribió:Juan Filloy y el ensayista Juan José Sebreli.
NEEMO escribió:PD: ese Michelena se parece a alguien que conozco en la península

déjame que piense...... feo, barbudo y gafapasta?........ no caigo
"quod gratis asseritur, gratis negatur"