Las Ruinas
Re: Las Ruinas
En Madrid hay una calle llamada de Gil Imón, haciendo de travesaño entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia, para más señas. Es una calle dedicada al que fue fiscal del Consejo de la Hacienda en tiempos de Felipe III, Gil Imón de la Mota, en la época en que el duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la alta sociedad para poner en el escaparate familiar a jovencitas de buena cuna, como oferta casadera. A las damitas de entonces se les aplicaba el apelativo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española llevan, como tercera acepción, el significado de jovencitas, algo que hoy prácticamente se ignora. La polla de entonces no tenía nada que ver con el significado de morbosas connotaciones por el que ha sido sustituido ahora.
El bueno de Don Gil era un personaje de relieve y el hombre se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre. Tenía dos hijas en edad de merecer, feúchas, sin gracia, y bastante poco inteligentes. Y se hacía acompañar por ellas a absolutamente todos aquellos sitios a los que, invitado como autoridad, tenía que acudir.
-¿Ha llegado ya D. Gil?
-Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus pollas.
Mientras D. Gil se encargaba de atender las numerosas conversaciones que su cargo comportaban, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que descubrieran desocupado, a esperar a que algún pollo (o jovencito) se les acercase, cosa que nunca sucedía. La situación, una y otra vez repetida, dio lugar a la asociación mental de tonto o tonta con D. Gil y sus pollas.
¿Cómo describir esa circunstancia tan compleja de estupidez? Los imaginativos y bien humorados madrileños lo tuvieron fácil: para expresar la idea de mentecato integral e inconsciente ¡Ya está!: Gil (D.Gil) y pollas (las dos jovencitas hijas suyas) = gil i pollas. Cundió por todo Madrid, que compuso esta palabra especial, castiza, nacida en la Capital del Reino y después exportada al resto de España, ganándose a pulso con el tiempo el derecho de entrar en la Real Academia Española.
Saludos,
En toda empresa hay que dar dos tercios a la razón y un tercio al azar : aumentad la primera fracción y seréis pusilánimes; aumentad la segunda y seréis temerarios
Re: Las Ruinas
En toda empresa hay que dar dos tercios a la razón y un tercio al azar : aumentad la primera fracción y seréis pusilánimes; aumentad la segunda y seréis temerarios
Re: Las Ruinas
Yo no soy nadie para aprovar o no aprovar existencias varias, faltaría mas.
Lo que si puedo decir es que paso, no solo de los tontopollas, si no de todas las pollas en general (en su acepción de morbosas connotaciones, claro).
Saludos,
Lo que si puedo decir es que paso, no solo de los tontopollas, si no de todas las pollas en general (en su acepción de morbosas connotaciones, claro).
Saludos,
En toda empresa hay que dar dos tercios a la razón y un tercio al azar : aumentad la primera fracción y seréis pusilánimes; aumentad la segunda y seréis temerarios